viernes, 24 de mayo de 2013

APRENDER CON IMÁGENES


Por Lucas Delgado, Soledad Venesio

En un mundo mediado por las imágenes y las pantallas múltiples, las infografías constituyen una herramienta poderosa para transmitir información compleja de manera versátil y atractiva. Por qué debemos incorporarlas en el ámbito educativo y cómo podemos hacerlo. Considerando el desarrollo extraordinario que lo digital y lo interactivo tuvieron en los últimos años, es fundamental preguntarnos cómo se pueden utilizar estos avances dentro de las clases y adaptarlos a los contenidos educativos y actividades que buscamos realizar. En esta ocasión, se tratarán las infografías digitales.

Lo visual pone en juego mecanismos de captación, interpretación, selección, organización, comprensión y valoración que cambiaron las reglas de juego. Innovar e invertir tiempo en aprender y utilizar nuevas herramientas de aprendizaje son cosas que debemos hacer, pero dentro de esto también necesitamos tener el ingenio para reutilizar viejos métodos y aplicarlos a este nuevo mundo de posibilidades que ofrece. 

¿Cómo se pueden convertir estos estímulos en elementos útiles que enriquezcan el proceso de enseñanza-aprendizaje?

De seguir a Feerés, se entiende que, «si la escuela quiere edificar un puente con la sociedad, tendrá que asumir plenamente el audiovisual como forma de expresión diferenciada. Es decir, "además de educar en la imagen, tendrá que educar a través de la imagen". Y, ante esta situación de cambio, no solo la innovación es importante, sino también la creatividad. En este sentido, las infografías animadas e interactivas se presentan como un recurso que recupera y renueva los recursos dentro de la práctica educativa. Asimismo, sumadas a las ventajas de la web 2.0, pueden convertirse en un recurso sumamente enriquecedor para trabajar en nuestras clases.


El qué y el porqué de la infografía


La definición formal de infografía refiere a una «combinación de elementos visuales que aporta un despliegue gráfico de la información». Este tipo de recurso se utiliza para brindar información compleja de manera clara y concisa, a la par que más atractiva. Pensar en imágenes habilita (y obliga) a poner en juego otras formas de pensar y de comunicarse, a considerar tamaños, formas y maneras de informar alejadas de «cómo pensamos» de manera escrita. Hoy todos están rodeados de una realidad que día a día adquiere más componentes del mundo audiovisual, y necesitamos educar en un tipo diferente de comprensión. En este sentido, las imágenes pueden ser nuestras socias para incentivar y estimular a los alumnos.

Las infografías, en particular, permiten producir nuevos parámetros de producción que optimizan y agilizan los procesos de comprensión, basándose en el anclaje del contenido en imágenes (animadas o no) y textos breves. Valero Sancho sostiene que las infografías compilan dos rasgos esenciales: la infografía es un aporte útil a la comunicación de información y contiene características de visualidad.
Se pueden resumir estas dos características diciendo que la infografía debe ser provechosa a la hora de comunicar o transmitir contenido. Deben destacarse los puntos más importantes de este, adecuándose a los puntos principales de lo que se está enseñando. Además la infografía debe lograr una explicación de forma satisfactoria con íconos e imágenes que el lector pueda identificar y reconocer. 
En palabras de Valero Sancho: «La visualidad es la habilidad de tomar palabras, números y hechos y convertirlos en una pieza de presentación que permita al lector ver los hechos en lugar de leerlos; es como poner las palabras en dibujos con gran claridad; es habilidad para conseguir… algo más que la simple suma de las partes.»
En un momento en que lo audiovisual está tan presente en la vida cotidiana, atravesando todo ámbito y actividad, la infografía se presenta como una posibilidad que no viene simplemente a rellenar un vacío existente. Explicar con imágenes es sin duda un reto para todos los docentes, pero sin lugar a dudas también es un movimiento que la escuela necesita empezar a realizar, tomándolo desde todos los ángulos posibles para que el docente no se encuentre desprevenido o se sienta en un mundo que no comprende.
Para emprender tal cambio, es importante que como docentes recibamos la instrucción, las herramientas y la capacitación necesaria. Pero, por sobre todo, debemos ser incentivados desde la escuela para atrevernos a implementar estos nuevos recursos. Internet ofrece infinitas posibilidades para explorar nuevas maneras de hacer y de pensar; solo tenemos que estar dispuestos a intentarlo.



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